domingo, 14 de septiembre de 2014

Gestión de Proyectos Editoriales (Segunda Clase - 11 de Agosto)

Ambas partes de una misma cara

  Cuando a una persona le preguntan cómo cree que el editor elige un manuscrito, la gran mayoría cree que cuenta con una habilidad especial que lo hace poner el ojo donde otros no se percataron y dejaron  pasar el bestseller hacia otros rumbos. Pero en la realidad, no es así. No solo el editor está buscando,  libros y haciendo un análisis del mercado, sino también el autor busca una editorial seria, que tenga prestigio, que utilice herramientas para promocionar y posicionar el material que edita y por supuesto que su obra se adapte al catálogo. Es una búsqueda constante de uno hacia el otro, una forma de evaluación para que cada una de las partes pueda sacar el mayor provecho y que ambas se beneficien.
  Los editores como tales, deben estar alertas e informados sobre lo que el autor actual exige, para poder cubrir, ampliamente, sus necesidades. Entre sus actividades deber estar el recorrer librerías asiduamente, leer reseñas, estudiar los catálogos de otras editoriales y estar en contacto con agentes literarios que son quienes podrán darle otra visión sobre el campo editorial. Pero no siempre el editor tiene experiencia para evaluar materiales, muchas veces se sienten inseguros acerca de su capacidad para evaluar las propuestas de edición que reciben y es allí donde debe poner en práctica la habilidad para considerar si vale o no la pena llevar a cabo ese proyecto. Considerar si se ajusta a su catálogo, ya que todo lo que se publica debe tener  una coherencia, debe tener un criterio y mantenerlo en todos los proyectos.
  El autor, por su parte, debe saber que la primera impresión es la cuenta a la hora de presentarse con un manuscrito para ser evaluado, debe haber “hecho su tarea” en cuanto a un estudio del mercado al cual será dirigida su obra, una autoevaluación sobre las fortalezas y debilidades y una comparación con obras del mismo estilo. Esto no es solamente trabajo del editor, pues un autor que tenga en consideración estos temas, tendrá más posibilidades ante quienes solo se han dedicado a escribir y esperan que el resto de lo que concierne a la venta del libro lo maneje el propio editor. Algunos de ellos trabajan con agentes literarios, que son quienes hacen el trabajo de intermediarios con los editores e intentan construir una relación que funcione entre ambas partes.
  Analizar el público lector y la competencia, son ítems fundamentales para determinar qué material editar, en qué momento publicarlo, qué precio se ajustará mejor a dicho producto, como también realizar campañas de promoción y marketing para ayudar a la difusión, analizar la compatibilidad del mercado y tener en cuenta los costos de la tirada.
  El editor debe saber  trabajar en equipo con las demás áreas de la empresa, cuando la comunicación fluye y todos están informados de un nuevo proyecto, las ideas surgen, la creatividad se comparte y el trabajo da mejores frutos. Nadie quiere cometer errores, invertir más dinero que el necesario o demorar instancias dentro del proceso de edición. Todos deben tirar para el mismo lado.

Manos a la Obra

  Que una editorial reciba un manuscrito, a simple vista, puede parecer algo simple: el autor se presenta, deja su material y tal vez con suerte después lo llamen para firmar un contrato y “wuala” el libro se edita. Pero detrás de esa creencia hay algo más, algo que los editores no deben olvidar hacer, analizar el  proyecto y realizar una campaña de marketing con el único fin de asegurarse una venta exitosa. Muchas veces las editoriales le solicitan al editor este tipo de trabajo para que pueda justificar la publicación de una obra, y aunque parezca algo que no tiene importancia, es su primer intento de comercialización. Analizar las fortalezas, discernir entre una obra u otra, les permite trabajar su habilidad para encontrar lo que estaban buscando. Puntearse una serie de preguntas es esencial a la hora de una buena evaluación. Pero no todos los libros son iguales. Las editoriales de libros comerciales pondrán énfasis en los costos de promoción y marketing, y las de libros especializados, en los costos variables que son más predecibles ya que no trabajan en un mercado clásico que podría expandirse con una contundente campañas de promoción, aunque muchas veces el margen de rentabilidad en los libros especializados lo marca la venta de derechos subsidiarios. Determinar la extensión de la obra y estipular una fecha para la entrega son otros de los puntos a tener en cuenta para evitar que con el tiempo esto traiga aparejados inconvenientes insalvables. Puesto que el editor debe ser sensato con la tirada que realiza para no invertir más dinero del necesario. Y cuando por fin todos los puntos estén esclarecidos le enviará al autor el contrato de edición para su conforme, deberá cerciorarse de que el autor haya leído cada una de las cláusulas y en caso de haber algún anticipo de regalías, este se le deberá abonar a la firma del convenio. No obstante dicho adelanto será calculado con el fin de poder recaudarlo en la venta de la primera tirada y evitar malos tragos.
El editor no solo se enfrentará a un proceso previo de análisis en el cual pondrá en juego su habilidad para dar con el material que se acomode a su catálogo, sino también deberá ser acertado en las decisiones que tome para que el margen de error sea el mínimo y evitar que el libro termine, luego de tanto esfuerzo, en una hermosa estantería de saldos.


Davies, Jill: Gestión de proyectos editoriales. Cómo encargar y contratar librosMéxico, Fondo de Cultura Económica, 2005. Introducción, Capítulo 1 y 2.




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