Ambas partes de una misma cara
Cuando a una persona le preguntan cómo cree que el editor
elige un manuscrito, la gran mayoría cree que cuenta con una habilidad especial
que lo hace poner el ojo donde otros no se percataron y dejaron pasar
el bestseller hacia otros rumbos. Pero en la realidad, no es así. No solo el
editor está buscando, libros y haciendo un análisis del mercado,
sino también el autor busca una editorial seria, que tenga prestigio, que
utilice herramientas para promocionar y posicionar el material que edita y por
supuesto que su obra se adapte al catálogo. Es una búsqueda constante de uno
hacia el otro, una forma de evaluación para que cada una de las partes pueda
sacar el mayor provecho y que ambas se beneficien.
Los editores como
tales, deben estar alertas e informados sobre lo que el autor actual exige,
para poder cubrir, ampliamente, sus necesidades. Entre sus actividades deber
estar el recorrer librerías asiduamente, leer reseñas, estudiar los catálogos
de otras editoriales y estar en contacto con agentes literarios que son quienes
podrán darle otra visión sobre el campo editorial. Pero no siempre el editor
tiene experiencia para evaluar materiales, muchas veces se sienten inseguros
acerca de su capacidad para evaluar las propuestas de edición que reciben y es
allí donde debe poner en práctica la habilidad para considerar si vale o no la
pena llevar a cabo ese proyecto. Considerar si se ajusta a su catálogo, ya que
todo lo que se publica debe tener una coherencia, debe tener un criterio
y mantenerlo en todos los proyectos.
El autor, por su
parte, debe saber que la primera impresión es la cuenta a la hora de
presentarse con un manuscrito para ser evaluado, debe haber “hecho su tarea” en
cuanto a un estudio del mercado al cual será dirigida su obra, una
autoevaluación sobre las fortalezas y debilidades y una comparación con obras
del mismo estilo. Esto no es solamente trabajo del editor, pues un autor que
tenga en consideración estos temas, tendrá más posibilidades ante quienes solo
se han dedicado a escribir y esperan que el resto de lo que concierne a la
venta del libro lo maneje el propio editor. Algunos de ellos trabajan con
agentes literarios, que son quienes hacen el trabajo de intermediarios con los
editores e intentan construir una relación que funcione entre ambas partes.
Analizar el
público lector y la competencia, son ítems fundamentales para determinar qué
material editar, en qué momento publicarlo, qué precio se ajustará mejor a
dicho producto, como también realizar campañas de promoción y marketing para
ayudar a la difusión, analizar la compatibilidad del mercado y tener en cuenta
los costos de la tirada.
El editor debe
saber trabajar en equipo con las demás áreas de la empresa, cuando la
comunicación fluye y todos están informados de un nuevo proyecto, las ideas
surgen, la creatividad se comparte y el trabajo da mejores frutos. Nadie quiere
cometer errores, invertir más dinero que el necesario o demorar instancias
dentro del proceso de edición. Todos deben tirar para el mismo lado.
Manos a la Obra
Que una editorial
reciba un manuscrito, a simple vista, puede parecer algo simple: el autor se
presenta, deja su material y tal vez con suerte después lo llamen para firmar
un contrato y “wuala” el libro se edita. Pero detrás de esa creencia hay algo
más, algo que los editores no deben olvidar hacer, analizar el proyecto y
realizar una campaña de marketing con el único fin de asegurarse una venta
exitosa. Muchas veces las editoriales le solicitan al editor este tipo de
trabajo para que pueda justificar la publicación de una obra, y aunque parezca
algo que no tiene importancia, es su primer intento de comercialización.
Analizar las fortalezas, discernir entre una obra u otra, les permite trabajar
su habilidad para encontrar lo que estaban buscando. Puntearse una serie de
preguntas es esencial a la hora de una buena evaluación. Pero no todos los
libros son iguales. Las editoriales de libros comerciales pondrán énfasis en
los costos de promoción y marketing, y las de libros especializados, en los
costos variables que son más predecibles ya que no trabajan en un mercado
clásico que podría expandirse con una contundente campañas de promoción, aunque
muchas veces el margen de rentabilidad en los libros especializados lo marca la
venta de derechos subsidiarios. Determinar la extensión de la obra y estipular
una fecha para la entrega son otros de los puntos a tener en cuenta para evitar
que con el tiempo esto traiga aparejados inconvenientes insalvables. Puesto que
el editor debe ser sensato con la tirada que realiza para no invertir más
dinero del necesario. Y cuando por fin todos los puntos estén esclarecidos le
enviará al autor el contrato de edición para su conforme, deberá cerciorarse de
que el autor haya leído cada una de las cláusulas y en caso de haber algún
anticipo de regalías, este se le deberá abonar a la firma del convenio. No
obstante dicho adelanto será calculado con el fin de poder recaudarlo en la
venta de la primera tirada y evitar malos tragos.
El editor no solo
se enfrentará a un proceso previo de análisis en el cual pondrá en juego su
habilidad para dar con el material que se acomode a su catálogo, sino también
deberá ser acertado en las decisiones que tome para que el margen de error sea
el mínimo y evitar que el libro termine, luego de tanto esfuerzo, en una
hermosa estantería de saldos.
Davies, Jill: Gestión
de proyectos editoriales. Cómo encargar y contratar libros. México,
Fondo de Cultura Económica, 2005. Introducción, Capítulo 1 y 2.
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